Liliana Bodoc llegeix La maravillosa Historia de Peter Schlemihl

La maravillosa historia de Peter Schlemihl

Vamos a indagar en un texto que tiene, como casi todos aquellos que pasan a la historia grande de la literatura, varias y muchas entradas semánticas. Una novela que admite y agradece diferentes miradas, niveles y modos de comprensión.

Un texto categóricamente “indeciso”.

El señor Schlemihl, al que propongo que llamemos familiarmente Peter, es un personaje ambiguo como es ambigua la novela toda.

Elegí este texto, entre tantos otros posibles, porque promueve la discusión, ya sea por la considerable complejidad de su prosa como por las temáticas que aborda. Lo elegí porque sirve para el viejo pero vigente interrogante, ¿es acertado que los niños y las niñas lean este tipo de novelas? Mi propia respuesta no será, necesariamente, la de ustedes. De eso se trata.

Pero sí creo esencial que, como mediadores, nos relacionemos con texto plurales, desmesurados y, por qué no, difíciles. ¿O no lo es Alicia en todos sus países? ¿O no lo es Gulliver en todos sus viajes? Y sin embargo, ¡qué entrañables han sido y son para la infancia del mundo!

Debo confesar que le di vueltas al asunto antes de escoger el texto para este máster. Opté, al fin, por Peter Schlemihl desde la convicción que me guía tanto a la hora de leer como a la de escribir. Me refiero a la idea, ya adelantada en la presentación, de que lo más suculento del arte, lo invalorable, lo inolvidable, llega a nuestra interioridad por caminos poco habituales.

Lo elegí, también, porque su lectura nos enfrentará a variados asuntos. Entre ellos, preguntarnos qué sucede cuando el texto carece de personajes niños o jóvenes, ¿se hace imposible la comprensión o el interés de los lectores que ahora nos importan? Qué hacemos cuando una obra clásica, (ocurre muchísimas veces), sostiene posturas éticas muy incorrectas desde nuestra mirada actual: ¿las archivamos o las aprovechamos?