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La dimensión emocional en la educación literaria

Sanjuán Álvarez, Marta

Editorial: aragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza
Any: 2013
ISBN: 978-84-16028-01-6

Siempre es atractivo saber de primera mano aquello que piensan y hacen los docentes en relación con la literatura. El presente trabajo ofrece esa posibilidad: surgido de la tesis doctoral que realizara Marta Sanjuán en la Universidad de Zaragoza, el libro recoge las voces de docentes y futuros docentes que reconstruyen sus historias de lectura y reflexionan sobre su propia práctica como enseñantes de literatura.
En ese contexto, el foco central del libro es muy claro desde un inicio, y queda anunciado ya en el título. Se trata, pues, de apuntar hacia la progresiva construcción de una didáctica de la literatura que se apoye en la experiencia personal del lector, experiencia en la cual la “dimensión emocional” y afectiva del sujeto (tantas veces olvidada en las aulas) está llamada a cobrar un lugar de relevancia. Por fortuna, para la autora esto no supone restringir la mediación lectora a la mera exteriorización de las primeras valoraciones subjetivas de los alumnos (paso que se ha demostrado importante pero no siempre suficiente para formar buenos lectores), sino más bien recoger esas valoraciones para hacerlas avanzar hacia experiencias diversificadas de placer lector. Experiencias que, en su conjunto, favorecerían más y mejores conexiones en ese complejo diálogo que caracteriza la relación (igualmente compleja) entre lectura y vida.
En la estructura del libro podemos adivinar la organización de la tesis que lo origina. De este modo, los dos primeros capítulos sirven al lector para construirse un marco de referencia que ayuda a situarse en el tema, tanto desde la contextualización del estado actual de la educación literaria en España como desde la rigurosa fundamentación teórica que sustenta la propuesta de una didáctica basada en el rescate de la dimensión emocional para la formación de lectores literarios. El capítulo tercero, que por su especificidad será sin duda de mayor interés para los investigadores que para los mediadores, describe las opciones metodológicas seguidas por la autora para la elaboración del estudio. El cuarto, por su parte, presenta los análisis de los relatos obtenidos, tanto de las historias de vida lectora de los futuros docentes como de las entrevistas y grupos de discusión desarrollados con profesorado de secundaria en torno a cuestiones como el corpus literario escolar o las prácticas didácticas más utilizadas para problematizarlo en las aulas.

Finalmente, los capítulos quinto y sexto sistematizan los aportes del estudio realizado y avanzan interesantes propuestas para (re)pensar una educación literaria que tenga como eje conductor la experiencia de lectura del alumno en tanto sujeto lector. Es decir, de lo que se trata es de avanzar hacia una didáctica que favorezca la implicación personal del lector, aspecto que, como bien sabemos, es uno de los factores claves en la construcción de una imagen de sí como lector y de hábitos de lectura que se mantengan en el tiempo.

A su vez, estamos seguros de que, aun cuando sus aportes finales se orientan hacia la construcción de un modelo didáctico para la enseñanza secundaria, la reflexión resultará igualmente fértil para quienes se esfuerzan por superar la indefinición que suele caracterizar la enseñanza literaria en la educación primaria. De este modo, aquella perspectiva “humanizadora” que defiende Sanjuán en el marco de la educación literaria podría constituir uno de los ejes desde los cuales pensar su continuidad para los diversos niveles y ciclos educativos.

En suma: aunque se echa de menos un trabajo de adaptación del siempre rígido formato de tesis doctoral, que en ocasiones se vuelve algo pesado para el lector no investigador, la lectura de “La dimensión emocional…” deja una serie de aportes para todos quienes trabajan en el ámbito de la mediación escolar entre los niños y los libros. El hecho de construir un amplio retrato de las prácticas efectivas sobre literatura en las aulas, de ofrecer vías para la elaboración de un modelo didáctico centrado en la experiencia de la lectura, o de favorecer una reflexión sobre los caminos que debiera transitar la formación inicial de los mediadores en el ámbito de la educación literaria son, pues, buenos ejemplos de ello.