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La educación lingüística, entre el deseo y la realidad. Competencias comunicativas y enseñanza del lenguaje

Carlos Lomas

Editorial: Barcelona: Octaedro
Any: 2014
ISBN: 978-84-9921-610-2

Aunque todavía sabemos muy poco sobre los mecanismos de incorporación de las propuestas didácticas renovadoras en las planificaciones docentes, tenemos algún indicio sobre el tiempo que debe haber pasado, un mínimo de diez años, para que se implante de manera generalizada lo que se promueve en los currículos y en la investigación especializada. Así, las dos décadas transcurridas desde la fuerte renovación curricular en nuestro contexto en la década de los noventa dan sentido a la aparición de una obra como La educación lingüística, entre el deseo y la realidad, que pretende, precisamente, como se afirma en la introducción, “evaluar en qué medida los denominados enfoques comunicativos han influido en la transformación de las prácticas de la educación lingüística en lengua materna” tanto en España como en el contexto latinoamericano.
Se trata de un trabajo coral con la aportación de reconocidos especialistas, más cohesionado e intencionado de lo que suelen estarlo los ensayos de autores diversos. Esto es así gracias a la claridad del enfoque que le confiere su editor, Carlos Lomas, convencido defensor y conocedor de la mirada comunicativa para la enseñanza y el aprendizaje de la lengua y autor de otros ensayos sobre el tema como es Cómo enseñar a hacer cosas con las palabras, publicado en 1999, una obra de referencia imprescindible y pionera en nuestro contexto. No es extraño, pues, que aquel interés inicial haya conducido hacia una inquietud revisionista unas décadas más tarde.

Esta voluntad de revisión impregna todo el trabajo y va acompañada, con más o menos intensidad según cada apartado, de una intencionalidad informativa y formativa sobre las bases teóricas que avalan la perspectiva comunicativa y sobre los principios que sustentan la enseñanza de las diferentes competencias lingüísticas. Este enfoque parte de la hipótesis de que la enseñanza de la lectura y la escritura todavía está en periodo de transición entre la mirada estrictamente formal y la perspectiva comunicativa y del convencimiento, expresado de manera contundente en la presentación del libro, de que “durante demasiado tiempo el lenguaje ha sido estudiado como si fuera un cadáver”.

A partir de este planteamiento, el lector se encuentra, en un principio, dos capítulosbrújula con los referentes para entender los principios teóricos que fundamentan los enfoques comunicativos. Si, en el primero, Tusón hace un tourguiado por las disciplinas de referencia como son la sociolingüística, la lingüística del texto, la pragmática y el análisis del discurso, Lomas, en el segundo, ofrece una selección de los textos canónicos de los principales referentes que definen y sustentan el aprendizaje de la lengua desde los postulados comunicativos, procedentes la mayoría del ámbito de la enseñanza de lenguas segundas y extranjeras. Ambos capítulos explican los orígenes, los principios básicos y la lógica que motivan la defensa y el compromiso con una forma de enseñar lengua que parte de las necesidades de comunicación del alumnado, que fomenta la habilidad para actuar y que se sustenta no sólo en la competencia lingüística sino también en la sociolingüística, en la discursiva y en las estrategias comunicativas de los aprendices.

Un segundo bloque de contenidos traza el camino recorrido y esboza las líneas programáticas básicas a partir de la reflexión sobre el pasado, presente y futuro del tratamiento didáctico de las diferentes competencias comunicativas. Varios especialistas como son Guadalupe Jover, Isabel Soler, Víctor Moreno, Teresa Colomer, Carlos Lomas, Daniel Cassany y Cristina Aliagas hacen una caracterización detallada de las especificidades de las competencias oral, lectora, escrita, literaria, mediática y hipertextual. Dibujan el estado de la cuestión y hacen una puesta al día para tratar los aspectos clave de cada una de ellas teniendo en cuenta la evolución y las aportaciones científicas y didácticas de los últimos años.

Finalmente, la intencionalidad más revisionista queda representada por el apartado final del libro, «Pasado y presente de la educación lingüística». Diferentes autores conocedores de cada contexto recorren «las luces y sombras» del papel jugado por el enfoque comunicativo en España y en América latina. Carlos Lomas, Andrés Osoro, Fabio Jurado, Celia Díaz, Ysabel Gracida, Tatiana Sule, y Gustavo Bombini analizan los factores que hacen que la enseñanza de la lengua y la literatura se eternice en una etapa de transición continua, como son los avances y retrocesos de los diferentes documentos curriculares desde la década de los ochenta hasta ahora, las políticas de formación inicial y continuada del profesorado o el papel de los libros de texto como limitadores de la creatividad programadora de los docentes. Un recorrido coronado por el trabajo de Nussbaum y Unamuno, que actualizan los conceptos de plurilingüismo y multilingüismo y la trayectoria que han seguido en el mundo educativo.

El hecho de que los llamados enfoques comunicativos no representen una metodología concreta sino una mirada determinada hacia la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura los hace especialmente permeables a la incorporación de las diversas actualizaciones didácticas para afinar las prácticas de aula pero también ha propiciado cierta simplificación basada en la reducción de esta competencia a una mera técnica o en la creencia de que se aprende a escribir solo escribiendo y de que se aprende a leer solo leyendo. En este sentido, la búsqueda de estrategias que integren de manera efectiva los saberes y el saber hacer todavía es una de las líneas a concretar y a afinar en las programaciones docentes. Si bien no se entra a fondo en esta cuestión de manera explícita, la solidez y rigurosidad de todo el trabajo supone un buen antídoto contra posibles simplificaciones. Asimismo, la obra apunta hacia una línea emergente sobre la competencia comunicativa porque «no basta con adquirir competencias comunicativas en el uso de las palabras si ese uso no acompañado de una ética democrática que las ponga al servicio de la convivencia en libertad y en equidad entre las personas, entre las lenguas y entre las culturas».