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Leer como un profesor

Thomas C. Foster

Editorial: Madrid: Turner Noema
Any: 2015
ISBN: 978-84-16142-12-5

En este estudio, Thomas C. Foster, profesor de literatura y escritura en la Universidad de Michigan-Flint durante casi cuarenta años, ofrece un compendio de sus conocimientos sobre formación de lectores. En concreto, el autor pretende salvar esa distancia que tantas veces se produce durante la lectura de una obra en el aula entre la mirada del profesor, que incorpora su experiencia y dominio de un aparato analítico, y la falta de comprensión de los alumnos ante el despliegue interpretativo del experto. Forster está convencido de que esa distancia puede salvarse a base de práctica y con el dominio del “lenguaje de la lectura”. Por ello, este estudio se presenta como un modelo para iniciarse en la gramática de la literatura a través del reconocimiento de algunos códigos culturales mediante los que los escritores crean sus obras.

Forster cree que hay tres elementos que distinguen la mirada del docente: memoria, símbolo y estructura. El libro se organiza en capítulos breves en los que ilustra cómo funcionan estos elementos tomando como base a Homero, D. H. Lawrence, Melville, Twain, Louise Erdrich o Indiana Jones, Harry Potter o las películas de Clint Eastwood. Así, los capítulos dedicados a la memoria despliegan ejemplos de textos que dialogan con otros textos, centrándose en las resonancias de Shakespeare, la Biblia, los cuentos de hadas y los mitos. La intencionalidad divulgativa del libro hace que el autor sea muy cauto a la hora de identificar este recurso como intertextualidad por lo que lo define como el factor “¡ajá!” y justifica la necesidad de conocerlo por su capacidad de enriquecer la experiencia de lectura al descubrir las múltiples capas de sentido de un texto. En los capítulos dedicados al símbolo selecciona motivos como el vuelo, la comida o el ahogamiento para entrenar al lector en la manera de hacerse preguntas ante la aparición de estos y otros elementos con la idea de alentar su imaginación simbólica. En este caso, el tono divulgativo del libro saca partido del enfoque humorístico que adopta el autor, por ejemplo en los subrayados que alertan al lector sobre la dimensión simbólica de algunos elementos: “los escritores del norte envían a sus personajes al sur para que se suelten la melena”, “todo viaje es una búsqueda (excepto cuando no lo es)”. El tono burlón que impregna toda la obra resulta muy eficaz para reproducir la sensación de que asistimos como alumnos a la clase de un profesor amable y divertido alejado de la solemnidad del discurso académico. Los capítulos dedicados a la estructura entrenan en el reconocimiento de algunos patrones –en torno a los personajes o la historia- con la idea de que su descubrimiento hará la lectura más gratificante.

La obra se lee como un auténtico festín por la sorprendente combinación de su tono ligero con la agudeza de los análisis literarios que presenta por lo que no sorprende que se haya convertido en un best seller del New York Times enormemente popular tanto entre estudiantes como entre lectores independientes. Por otra parte, resulta también una lectura estimulante para los docentes que encontrarán maneras nuevas y refrescantes de abordar la enseñanza de las convenciones literarias.