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Retórica del personaje en la literatura para niños

Nikolajeva, Maria
Trad. Ignacio Padilla

Editorial: México: Fondo de Cultura Económica
Any: 2014
ISBN: 978-607-16-1658-6

Desde hace más de veinte años el nombre de María Nikolajeva aparece casi invariablemente entre las referencias bibliográficas de los estudios de literatura infantil publicados en inglés y lenguas escandinavas. Ha escrito libros y artículos sobre los cuentos populares y otros géneros de la fantasía, sobre las novelas clásicas y contemporáneas de la literatura infantil, los álbumes y, más recientemente, de la literatura digital desde la semiótica, la narratología y los estudios cognitivos. A pesar del impacto que la autora ha tenido en el avance de los estudios, ninguno de sus libros había sido traducido en Iberoamérica. Esto afortunadamente ha cambiado: a finales del año pasado Retórica del personaje en la literatura para niños se sumó a la colección Espacios para la lectura del Fondo de Cultura Económica.

Tal vez su libro sea el estudio más exhaustivo (y extenso) sobre los personajes de la literatura para niños que se haya publicado hasta el momento en castellano. A diferencia de la mayoría de los escritos sobre el tema, no se trata del “quién es quién” de la literatura infantil o cuánto más que otros se representan algunos tipos de personajes (brujas malvadas, mujeres desempeñando roles ocupacionales fuera del hogar, etc.). Es más bien una obra que explora qué son los personajes, qué cuentan, cómo se relacionan con el relato, cómo se construyen y cómo pueden ser recibidos e interpretados por los lectores. Todo ello con la intención de proporcionar un modelo de análisis comprensible que se ajuste a las peculiaridades de la literatura infantil, cosa que, en efecto, logra.
El libro toma algunos aspectos teóricos del formalismo ruso, la crítica junguiana, la crítica feminista y la teoría de la recepción, pero está fundamentalmente anclado en la narratología. Su trabajo se organiza de acuerdo a dos ejes: la ontología y la epistemología de los personajes. La primera parte, “Ontología y tipología del personaje», habla de los tipos de personajes según las funciones y roles que éstos ocupan en los relatos. La autora comienza por los individuales (héroe, protagonista; villano, antihéroe) para luego pasar a las formas en las que se pueden agrupar (personajes colectivos, personajes secundarios, intersubjetividad y las constelaciones de personajes). También los clasifica de acuerdo a su tipo de complejidad y se basa en categorizaciones tradicionales de personajes, como la de planos y redondos, estáticos y dinámicos, u otras más recientes, como centrales y periféricos. La segunda parte, “Epistemología de los personajes”, analiza cómo los personajes se van revelando en la trama, con lo cual se detiene en cómo cogen forma a través de las descripciones, según qué acciones realizan, los eventos en los que se ven envueltos, los diálogos, la representación de su mundo interno, etc. Cada capítulo de esta parte está dedicado a la caracterización y a la relación que ésta tiene con que las narraciones sean representaciones externas orientadas a la acción o que sean representaciones del mundo interior del personaje. De acuerdo con esto, Nikolajeva ofrece una gradación entre los personajes opacos (de los que sabemos poco porque sólo accedemos a ellos a través de un narrador omnisciente y una perspectiva no focalizada) y los transparentes (aquellos a cuyo pensamiento tenemos acceso y de los que poseemos más información que la estrictamente necesaria para avanzar en la trama).

La autora le da gran importancia a explicar por qué extrapolar los estudios generales de narratología no siempre funciona. A lo largo del libro, Nikolajeva esgrime argumentos teóricos y evidencia la necesidad de que la literatura infantil tenga una retórica propia. Los argumentos no son pocos. Destacan:

· El hecho de que se trate de una literatura eminentemente de formación y de crecimiento hace natural –incluso deseable– que los personajes tiendan a la simpleza, a ser comprensibles, cosa que en la literatura para adultos puede ser considerada por la crítica como una deficiencia, ya que se toma la complejidad psicológica como un valor.
· El peso que se da a la identificación del lector con el personaje, puesto que una de las premisas de los estudios en torno a la literatura infantil ha sido que los lectores deben poder verse reflejados en los personajes, aunque este reflejo, por estar usualmente enmarcado en la fantasía, no tenga por qué ser mimético o realista (v.g., los animales antropomórficos de los libros para primeros lectores).
· El que la distinción entre homo sapiens y homo fictus sea focal en cuanto que hay un interés por saber si los lectores saben identificar las diferencias entre autor y narrador o reconocer a los personajes ficcionales como tales.
· La importancia de la contextualización histórica, social y cultural en el análisis de personajes, tomando en cuenta que el carácter socializador y muchas veces moralizante de la literatura infantil hace que los personajes personifiquen valores y que éstos son cambiantes, con lo cual nos podemos confundir a la hora de interpretar quienes son héroes y antihéroes.
· La utilidad que suponen las diferenciaciones de la narratología moderna entre voz narrativa y focalización, ya que en los libros ilustrados las discrepancias entre éstas suele ser más acentuada, lo cual complejiza el análisis de los personajes de acuerdo a su importancia para la trama.

Todos estos temas, por otra parte, conectan con preguntas teóricas sobre qué es la literatura infantil y por qué es diferente a la literatura general. En este sentido, su libro no sólo es útil para analizar y tipificar a los personajes y entender las formas de caracterización sino que además permite reflexionar sobre otras cosas, como por ejemplo sobre las características de los géneros de la literatura infantil. El estilo expositivo claro de la autora y la ejemplificación mediante obras clásicas de la literatura infantil como Las aventuras de Tom Sawyer, Pippi Calzaslargas, Winnie-the-Pooh y Puente hacia Terabithia permite que el libro, pese a la gran cantidad de conceptos y marcos teóricos que no son siempre conectados entre sí, sea potable y agradable de leer. Sin duda, es un aporte de la crítica que puede incidir en que los mediadores que lo lean hagan prácticas de lectura literaria que no sólo le permitan a los niños reconocer los personajes, sino reflexionar sobre ellos y el peso que ejercen en la narración.