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Las casas perdidas

Xavi Serrat
Música: Dani Alegret

Laboratori: La Tortuga Casiopea
Il·lustracions:

Anna Obon

Llengua: Catalán, castellano y otras
Edat: (12-14)

Las casas perdidas es un libro digital atípico dentro de las producciones para jóvenes por su temática alejada de los géneros orientados a la acción; se inscribe en una tradición que explora la poética de los espacios. Los veintitrés microrrelatos que lo conforman tienen por eje la imagen arquetipal de la casa. En éstos la casa se asume como sitio familiar y protegido para imaginar, habitar los recuerdos de infancia y vivir íntimamente los miedos al desamparo, la soledad y la muerte, tal como puede verse en los siguientes cuentos: La casa sin caminos, La casa muerta, La casa multiplicada o en La casa de los adioses. También en cuentos como La casa de la melena donde se elabora la imagen de la casa como representación de la psique a través de la personificación.

La unidad de imagen-recuerdo-ensoñación de la casa se recrea fundamentalmente a través de los textos, aunque los recursos multimodales también participan de la fenomenología del espacio. El menú se presenta como un enjambre de cables e interruptores de una vieja casa de vecindad, donde cada timbre conecta con un relato diferente, con una morada imaginada. Los cuentos son independientes pero están cableados a la casa principal, a la casa simbólica. Así, la distribución de esta casa cambia de acuerdo a qué timbre pique el lector. Sobre esta base, la interconectividad del formato digital contribuye (muy tímida y a veces precariamente) a transmitir la permeabilidad y la subjetividad de las relaciones espaciotemporales presentes en los relatos; cosa que se ve reforzada con el uso tipográfico, del color y de los fondos, los cuales sugieren que los relatos son vetustos y distantes. De la misma manera, el audio, la animación y el diseño aportan al uso metafórico del lenguaje. Por ejemplo, en la Casa Hostal la Cuna el hogar acogedor se representa a través de una manta bordada que cubre y descubre el texto y en La casa filmoteca se rompe con la simulación de una diagramación libresca para evocar una antigua proyección de cine con un piano de música de fondo y la apertura de la pantalla con un scrolling.

Los relatos, aunados al tono visual espectral y a los descansos y juegos que provee la interactividad, ofrecen un espacio oblicuo pero seguro e invitador para que los jóvenes exploren su mundo interior y se hagan de imágenes literarias y, tal vez, incluso, se ejerciten en la escritura íntima. En este sentido, Casas perdidas no sólo es un lugar habitable, sino uno que bien vale la pena visitar.

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