La primera impresión tras la lectura de esta obra de difícil clasificación -¿libro de artista, novela gráfica, libro ilustrado?- es la excepcionalidad del encuentro entre el texto y su interpretación gráfica. El cuento de la premiada escritora polaca (Nobel 2018) se expande y florece gracias a las evocadoras ilustraciones de Joanna Concejo. La cuidada edición de Thule inserta esta fábula moral, que reflexiona sobre la pérdida del alma en una sociedad acelerada, en lo que parecen fragmentos de un cuaderno antiguo, con hojas cuadriculadas de color sepia. La elección de este envoltorio plantea muchas preguntas al lector y lo prepara para una lectura tan desafiante como placentera en la que deberá desentrañar las capas de significado que las ilustraciones añaden al cuento.

Así, la superposición de los dos lenguajes, el textual y el gráfico, potencia de manera natural la postura activa del lector a la búsqueda del significado de los recursos gráficos: las dobles páginas que enfrentan el movimiento del alma viajera y la actitud en reposo del cuerpo que la espera, la explosión de color para resaltar la armonía recuperada al final de la historia… Una vez iniciada la exploración, el lector no podrá resistirse a volver sobre las páginas para detenerse en los detalles -recortes de sellos, postales y sobres; transparencias del papel de calco; números de página discontinuos…- que lo invitan a alternar la postura del exégeta, que aventura hipótesis sobre sus conexiones con el cuento, y la del esteta que disfruta de estos detalles y paladea sus resonancias.

La intensa experiencia de lectura que provoca esta obra se construye gracias a la inspirada imbricación de la dimensión poética y filosófica en los dos discursos en que se sustenta. Y la hace apta para todas las edades, como consideró el jurado que le otorgó la Mención especial en ficción del premio Bolonya Ragazzi 2018.

Ana María Margallo