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La casa de los ratones

Schaapman, Karina

Il·lustracions:

Fotografías: Ton Bouwer

Traductors:

Goedele De Sterck

Editorial: Barcelona: Blackie Books
Any: 2015
ISBN: 978-84-16290-34-5
Edat: (0-6)

La casa de los ratones es un libro espectacular, de esos que pueden dar mucho de sí en la lectura y el juego compartido y que están destinados a dejar huella en los pequeños lectores que tengan la suerte de haberse demorado en sus páginas. Un libro que no pasa en lo absoluto desapercibido en las librerías, que gustará a adultos y a niños de diferentes edades y que, sin duda, llega para quedarse.
El origen del libro es un objeto físico. La autora, Karina Schaapman, dedicó años a construir y ensanchar progresivamente una «casa de los ratones» con materiales reciclados (telas antiguas, botones, alambres, faros de bicicleta, tapones, etc.) El resultado, siempre «en proceso» es una casa con más de cien habitaciones y espacios, todos prolijamente decorados y atiborrados de objetos. Una especie de gran casa de muñecas que ahora se exhibe como una obra de arte en la Biblioteca Central de Amsterdam.

El libro está formado por las fotografías de este escenario que, por otra parte, aloja a un buen número de vecinos ratones. Los dos protagonistas son los pequeños Sam y Julia, que viven en la 3era y 6ª planta, respectivamente. El texto está formado por sus peripecias arriba y abajo del edificio. Son textos cortos, de una o dos páginas con vivencias cotidianas, como visitar una pastelería, encontrar una cajita de los tesoros o enfrentarse a una rata. Las fotografías son el elemento más visible y esencial de la obra. Son variadas en sus encuadres, ahora de detalle, ahora panorámicas, y también en su composición con los espacios de texto. El resultado es la presentación muy atractiva de un mundo imaginario en el que vivir sumergidos mientras se siguen las aventuras de los ratones, nos familiarizamos con la casa, sus objetos y sus habitantes o se pueden inventar otros diálogos, historias y personajes. Por eso también existen a la venta diversos productos relacionados: murales de la casa con varios escenarios, figuras de los ratoncitos, etc.
Un libro, pues, que permite ser invitado a este mundo autosuficiente que actúa como una llamada al juego. Se sitúa en la fascinación por la reproducción de los mundos en miniatura, de los edificios llenos de vecinos y de historias cruzadas, de la diversión vicaria de la exploración del entorno. Y es que, en realidad, según explica la propia autora, desarrolló esta idea cuando, angustiada por su contacto con la brutalidad y la desdicha infantil a partir de su actividad social, decidió crear un mundo bello y seguro donde niños y niñas pudieran jugar a ser simplemente niños.

Teresa Colomer