La historia de Gilgamesh permite acercar a los jóvenes al primer texto de la historia literaria de la humanidad, una historia originaria de hace más de 4.000 años, difundida y transmitida por vía oral durante milenios. Hace referencia a un rey sumerio de la ciudad de Uruk, en el Irak actual, y su historia, un poema épico conocido como La epopeya de Gilgamesh, se conserva en escritura cuneiforme en una docena de tabletas de arcilla asirias, datadas hacia el año 650 aC. Allí aparecen ya episodios como el diluvio y otros rasgos que encontraremos en la Biblia, la Odisea o la mitología hindú. Buenos motivos, pues, para despertar la curiosidad de los lectores . La versión que recomendamos forma parte de una colección italiana hecha a partir de encargos a grandes autores para que narren obras del gran patrimonio de la humanidad, autores como Andrea Camillieri, Stefano Benni o Umberto Ecco y obras como Antígona, Cyrano de Bergerac o Crimen y castigo. En este caso, la autora forma parte de la lista del New Yorker de los veinte mejores escritores estadounidenses de menos de 40 años y sus obras han sido traducidas a más de 20 lenguas. Prescindiendo ahora del debate sobre la conveniencia de esta iniciativa, en el caso de Gilgamesh es evidente la oportunidad de dar a conocer el tono y argumento de este texto inicial de la literatura a unos lectores que estarían totalmente apartados de él, probablemente para siempre. La ilustración, la maquetación, incluso la elección del papel, nos hablan de un proyecto cuidadoso que vale la pena conocer y utilizar en nuestra tarea de mediación con las nuevas generaciones.

Teresa Colomer