Hilo sin fin es un cuento amable, fantástico y divertido. Una niña encuentra una caja llena de lanas de colores. La niña se hace un jersey pero la lana parece inacabable y da para cubrir todo el pueblo, personas, animales y cosas de abrigos coloridos. Pero el cuento da un giro inesperado: la fama de la niña extraordinaria a quien no se le acaba nunca la lana provoca la llegada en barco de un archiduque propio de los cuentos tradicionales que robará la lana y que, lógicamente, no se saldrá con la suya. Una mezcla de fantasía mdoerna (con un ambiente cotidiano donde irrumpe la fantasía) y de fantasía tradicional (de archiduques piratas y maldiciones), con protagonista valiente que teje como las doncellas antigüas y un relato que avanza desenfadademente al ritmo de vuelta entre dos afirmaciones:

-Imposible – dijo el Señot Serra-. No podrás
¡Y tanto que pudo!
-No pienso vender la lana. Y no la vendió.

Y este ritmo a la contra llega hasta el final, con la humorística negación del efecto que tienen las maldiciones en los cuentos:

«- Nunca más volverás a ser feliz. ¡Y tanto que fue!»

Si el texto nos deja con la sensación de un cuento moderno con regusto antiguo, no lo hacen menos las ilustraciones suaves y austeras sobre fondo blanco, con técnicas que evocan las ilustraciones de los años sesenta, mientras que la compaginación de texto e imagen lo sitúa en el espacio propio de los álbumes más modernos. Todo un acierto.