Lola se va a África es un álbum de fondo blanco e ilustraciones a tinta y acuarela que se lee sonriendo. Narra la decisión de Lola de irse de su casa acomodada, donde la molestan tres gemelos y nadie le hace caso. Pero el chófer de la familia, Gilberto, la ve marchar y se ofrece a indicarle la manera de llegar a la lejana África. Con un estilo de diálogo propio del estereotipo del servicio aristocrático, chófer y niña pasarán la tarde muy entretenidos paseando por los parques de la ciudad, mientras fingen educadamente que están de viaje. La delicada atención y el divertido periplo imaginativo dan tiempo a la niña para reconciliarse con sus sentimientos, en una especie de variante, aunque diferente, de Donde viven los monstruos, así que mientras contempla la puesta de sol con Gilberto, el recuerdo del inicio cerrará el círculo al tiempo que los tonos de la acuarela acogen los lilas y azules de la noche:

– ¿Crees que a las pirañas les gusta comer hermanos malos, horribles y asquerosos?
– No sé, señorita Lola, a lo mejor son un poco difíciles de digerir.
– Supongo que sí.
– Gilberto?
– Sí, señorita?
– Estoy cansada – suspira Lola.
– Por supuesto, señorita. La llevaré a casa

Teresa Colomer