Hace tres años que GRETEL tiene unos colaboradores excepcionales: los niños y niñas de la Escuela Francesc Aldea de Terrassa. Lara Reyes, miembro de nuestro grupo es su maestra. Desde el inicio, ha llevado a cabo un proyecto de movilización de libros en el aula que se ha extendido rápidamente a toda la escuela. Los niños tienen un lugar físico para la lectura en las aulas -un agradable espacio para tumbarse sin zapatos y entre cojines-, carteleras temáticas en torno a los libros preferidos de los niños, y una dotación bien dirigida para la biblioteca escolar. Pero más allá de los cambios físicos, el tiempo que se dedica a la lectura literaria y el hecho de que se converse y se escriba mucho sobre libros (tanto en proyectos de aula, como en un bloc que mantienen de la mano de la maestra:http://blocs.xtec.cat/cepcescaldea3r/) han sido claves para la consolidación de una comunidad de lectores que comparten referentes y complicidades a partir de sus lecturas. Una complicidad que se ha extendido a autores, ilustradores, editores, libreros y especialistas en LIJ, con los que se relacionan habitualmente. Todo ello ha permitido a «les talpetes»-el grupo se autodenomina así por el libro de Wolf Eribuch: El topo que quería saber quién le había hecho aquello en la cabeza– entender el complejo entramado de actores que permiten que se encuentren lectores y textos. Hace poco, las talpetes han comenzado a entrenarse en el arte de escribir reseñas. He aquí nuestras recomendaciones del mes, elegidas y escritas por tres de estos sabios críticos literarios.

SHOLA Y LOS LEONES
Shola tiene el cabello blanco y cortito. Es tan vivaracha como aventurera y es una perrita. Como protagonista de esta historia, ha sido humanizada y hace reír a cualquier lector. El humor de esta historia se desarrolla a partir de los pensamientos de Shola: piensa que es un león y que forma parte de la nobleza. Este hecho, totalmente imposible, provoca que el lector se harte de reír a causa de la contradicción de estos dos pensamientos. El nudo de la historia está en que Shola va haciendo acciones extravagantes para intentar que se desvanezcan todos los desperfectos que ella tiene para ser leona, como: teñirse el cabello con el tinte del dueño para ser rubia como un león y como, se supone que lo eran sus antepasados, ir a «cazar» por la «selva», cuando en realidad va a un parque. Shola es un personaje redondo, su estado psicológico va cambiando según el paso del tiempo en la historia. Comienza pensando de todo corazón que ella es una leona de sangre azul, a partir del descubrimiento de un libro que habla de leones. Al final, Shola ya no quiere ser una leona; ya no quiere cambiar sus costumbres a marchas forzadas ni engañarse con sus antepasados. Si hiciéramos la cronología de la historia, veríamos el gran cambio de mentalidad de ella: acaba aceptando que no es una leona, que es una perrita pequeña de pelo suaves y blancos. La podríamos comparar con Olivia de Ian Falconer porque ambas introducen el mismo tipo de humor: realizan acciones que para ellas son normales pero para nosotros, los lectores, son extravagantes o anormales, incluso divertidas. Así pues, en resumen, resulta una preciosa historia humorística, ágil de leer debido al texto que no tiene vocabulario elevado ni difícil, aunque siempre se encuentra una palabra nueva. Además enseña una lección: sé tú mismo y no intentes cambiarte o ser alguna otra cosa que no eres. Shola: una excitada perrita que te dejará huella. Miranda Fenoy

Miranda Fenoy. 10 años. Es una ávida lectora a la que encantan los retos. Sus libros favoritos han ido cambiando a medida que ha ido creciendo: Olivia, es uno de sus favoritos de siempre, aunque recientemente se ha entregado a las novelas y a los clásicos, especialmente a Las hermanas Penderick (COLOCAR LINK a la reseña GRETEL) y Peter Pan.